Reflexion del texto de Edward Soja "La Ciudad Carcelaria" por Javier Quiroz.
No es difícil darse cuenta, al caminar por la calle lo protegidas que están las casas y edificios hoy en día, verdaderas fortalezas se alzan ante nuestros ojos, imponentes, con grandes murallas y púas que me recuerdan la época medieval cuando se colgaban las cabezas de los enemigos en la entrada de los emplazamientos.
Así es como vivimos, segregados socialmente, en donde las clases mas populares son puestas en un mismo saco, y ubicadas en lo alto de los cerros (no en todos los casos) creando un odio casi intrínseco entre las personas, un resentimiento que crece y parece nunca poder acabar, todo por el “miedo”, un miedo infundado por otros, otros que son los mismos que construyen barrios elitistas, con el fin de reunir al sector mas acaudalado de la sociedad en donde puedan sentirse “seguros”, llenos de cámaras y con el menor contacto posible con los otros estratos sociales.
Esto lo vemos en todas nuestras localidades, es una realidad presente afuera de nuestras mismas casas.
Así nos seguimos separando, creando fronteras dentro de nuestra misma casa, entre vecinos, la idea de barrio esta cada vez menos presente en la actualidad, no se saluda al vecino, ni al jardinero.
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